Cómo deben diseñarse las mallas y pasarelas para lucernarios

Protección de lucernarios

Cada vez vemos más lucernarios en naves industriales y edificios comerciales. Son geniales para aprovechar la luz natural y mejorar el confort, pero seamos sinceros: también suponen un riesgo importante para quien tenga que pisar la cubierta. Por eso, protegerlos bien no es opcional.

Vamos a ver por qué estos elementos necesitan protección específica, qué debe tener en cuenta un fabricante de sistemas de seguridad en altura cuando diseña mallas o pasarelas de seguridad, y cómo mantener todo en perfectas condiciones a largo plazo.

¿Por qué los lucernarios necesitan protección?

Los lucernarios tienen varios puntos débiles que los convierten en zonas de riesgo:

  • No están diseñados para pisarlos. Puedes pensarlo dos veces, pero un despiste, un resbalón o un paso en falso pueden acabar con el lucernario roto y tú cayendo al vacío. Literalmente.
  • Están situados en las peores zonas. Cubiertas con pendiente, viento, lluvia, hielo… Todo suma para que sea más fácil perder el equilibrio justo donde no debes.
  • No siempre se ven bien. Muchas veces no están bien señalizados, o por estar a la intemperie y la suciedad que existe en las cubiertas donde están alojados haga que puedas acercarte sin darte cuenta de que estás en zona peligrosa.
  • El mantenimiento es complicado. Cuando subes a una cubierta para revisar equipos de refrigeración, paneles fotovoltaicos, limpiar o hacer reparaciones, estás trabajando en altura. Un error aquí se paga muy caro.
  • El entorno no ayuda. Si hay gases, humedad, exposición al sol, corrosión… todo se va deteriorando, incluido el lucernario. Y uno envejecido es aún más frágil.

¿Qué accidentes son los más comunes?

Como hemos comentado otras veces:

  • Pisar sin querer el lucernario (o la zona que lo rodea mal protegida), se rompe y caes dentro del edificio o nave industrial.
  • Hundimientos porque el material ya no aguanta o porque se le pone demasiado peso encima (hay que recordad que no son transitables)
  • Resbalones en la cubierta que te llevan directos contra el lucernario.
  • Fallos en las protecciones instaladas: fijaciones flojas, corrosión, materiales viejos que no cumplen su función cuando más los necesitas.
  • Falta de mantenimiento que hace que nadie se dé cuenta de que la protección ya no sirve para nada.

Por todo esto, los lucernarios deberían estar en rojo en cualquier plan de seguridad y mantenimiento.

¿Qué tiene en cuenta un fabricante al diseñar protecciones para lucernarios?

Cuando alguien diseña una malla o pasarela para proteger lucernarios, tiene que pensar en cuenta varios factores:

  • Conocer el tipo de lucernario. (Cúpula, plano, continuo…), tamaño, pendiente, acabado de la cubierta, cual va a ser la frecuencia de trabajadores que van a trabajar en sus inmediaciones. La norma UNE-EN 1873:2015 + A1:2016 habla específicamente de esto para lucernarios de plástico.
  • Aguantar cargas. Las protecciones tienen que soportar el peso de personas, herramientas, impactos… con margen de sobra. Y pensar en que con el tiempo se van a deteriorar (fatiga del material, corrosión).
  • Encajar bien con la cubierta. No puedes poner un sistema de protección que rompa la estanqueidad, genere goteras o dañe la estructura. Hay que adaptarse a cada tipo de cubierta: chapa, panel sándwich, grava, inclinada…
  • Durabilidad en el tiempo. Los materiales tienen que elegirse según lo agresivo que sea el entorno: proximidad al mar, gases industriales, excesiva humedad… Y tiene que ser fácil revisar y limpiar todo.
  • Facilitar el paso seguro. Si los operarios de mantenimiento van a subir de forma continua, necesitas pasarelas elevadas, suelos antideslizantes, barandillas de seguridad, líneas de vida, anclajes… Un sistema que permita moverse sin tener que pisar la zona frágil.
  • Cumplir la normativa. Al tratarse de sistemas que se encuentra principalmente en altura hay que tener en cuenta además de la normativa ya mencionada al Real Decreto 2177/2004, de 12 de noviembre, por el que se modifica el Real Decreto 1215/1997, de 18 de julio, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud para la utilización por los trabajadores de los equipos de trabajo, en materia de trabajos temporales en altura.
  • Exponer toda la documentación. Declaración de prestaciones, marcado CE si procede (claraboya), informes de ensayos, manual de mantenimiento…
  • Elegir la mejor solución. Según el uso, la cubierta, el ambiente, el presupuesto… Cada protección hay que estudiarla de forma individualizada.

¿Qué tipo de sistema conviene más?

Depende mucho de cada caso.

  • Para accesos puntuales: Si apenas se accede a cubierta (alguna inspección periódica), una malla bien dimensionada puede ser perfecta. Económica y efectiva.
  • Para tránsito frecuente: Si hay personal subiendo a menudo (mantenimiento, limpieza, placas solares…), mejor una pasarela elevada con barandillas o sin barandilla. Así nadie tiene que pisar cerca del lucernario.
  • Para cubiertas grandes con varios lucernarios: Lo ideal es combinar: malla + pasarela + señalización + barandillas. Un sistema integral.

Lo importante es que la protección sea colectiva, que funcione sola sin depender del trabajador. Y siempre: señalización clara, zonas prohibidas bien marcadas y un plan de revisiones.

¿Qué normativa hay que tener en cuenta?

  • UNE-EN 1873:2015 + A1:2016: La norma vigente sobre lucernarios de plástico (especificaciones y ensayos).
  • También está la versión UNI-EN 1873:2014, usada en algunos países como referencia internacional.
  • Normativa de sistemas anticaídas, barandillas, pasarelas, ensayos de impacto, carga dinámica, corrosión…
  • Ensayos que demuestren que funciona: resistencia a impactos, dureza, fatiga, corrosión, transmisión de luz…

El fabricante debería entregar la Declaración de Prestaciones, el marcado CE cuando corresponda, y la garantía de que el control de producción es riguroso.

Diseño de mallas y pasarelas de seguridad

¿Qué materiales son mejores?

La elección de materiales es clave para que el sistema dure y funcione bien:

  • Material estructural: Acero inoxidable (AISI 304 o AISI 316) o aluminio de calidad. En ambientes agresivos (costa, industria pesada), mejor el AISI 316 o aluminio anodizado.
  • Protección superficial: Si es acero normal, necesitas zincado, galvanizado o pintura (poliéster, termorrevestido) para evitar la corrosión. La norma UNE-EN ISO 9227 sirve para hacer ensayos de corrosión con niebla salina.
  • Acabado antideslizante: En pasarelas, rejillas con tratamiento antideslizante, peldaños bien definidos y barandillas de la altura correcta.
  • Fijaciones sin comprometer la cubierta: Que no se filtre el agua, que no se oxide… En cubierta donde no se puede perforar se utiliza barandilla contrapesada para evitar las perforaciones.
  • Mallas metálicas: Galvanizadas o de inoxidable, bien tensadas, con huecos pequeños para que no caigan herramientas. Recomendable que dicha malla alcance una resistencia mínima de 1.500 julios.
  • Estética y funcionalidad: Si la malla se ve desde dentro, que quede bien. Si la pasarela pasa por encima, con protecciones laterales y buen acabado.

¿Cómo afecta el entorno al sistema?

El ambiente puede ser muy duro y tienes que prever:

  • Humedad y condensación: Corroen fijaciones y perfiles. En zonas costeras o muy húmedas, tratamiento anticorrosivo reforzado obligatorio.
  • Temperatura: Calor, frío, sol directo (UV)… Todo genera dilataciones, fisuras, aflojamiento de tornillos. Hay que diseñar pensando en estos cambios.
  • Gases industriales: En naves con procesos químicos (pintura, galvanizado, curtidos…) puede haber vapores que atacan los materiales. Una malla galvanizada puede quedarse sin protección en poco tiempo.
  • Radiación UV: Degrada los plásticos del lucernario, reduciendo su resistencia. Por eso la protección tiene que pensar también en lucernarios envejecidos.
  • Fatiga por uso repetido: Si hay mucho tránsito, las fijaciones se aflojan, la malla pierde tensión, aparecen holguras…
  • Suciedad: Polvo, líquidos… comprometen el agarre. El diseño tiene que permitir limpiar e inspeccionar fácilmente.

El fabricante debe especificar qué tipo de ambiente aguanta el sistema (clasificación de corrosión C3/C4 según ISO 12944, por ejemplo) y cuánto va a durar.

Mantenimiento a largo plazo

Una vez instalado, no te olvides del sistema. Hay que asegurar que sigue cumpliendo su función:

  • Inspección visual periódica: Mirar la tensión de la malla, holguras, fijaciones flojas, corrosión, deformaciones, suciedad, grietas en el lucernario…
  • Control de carga: Puedes verificar la tensión de la malla con un dinamómetro o comprobar que los anclajes mantienen la resistencia de diseño.
  • Ensayo de corrosión: En ambientes agresivos, niebla salina o control de pérdida de espesor para estimar la vida útil que queda.
  • Pruebas de fatiga: Para pasarelas con mucho uso, revisar el estado del suelo antideslizante, barandillas, deformaciones…
  • Estado del lucernario: Aunque no es parte de la protección, conviene ver que no ha perdido resistencia por envejecimiento.

El fabricante debería decirte cuándo considerar que el sistema está fuera de servicio (deformación de X mm, corrosión del Y %, holgura de Z mm…). Y todo esto tiene que quedar documentado: fechas, resultados, reparaciones, responsables.

¿Qué documentación debe aportar el fabricante?

El fabricante debe darte como mínimo:

  • Ficha técnica del sistema (materiales, dimensiones, cargas, fijaciones, instalación)
  • Informe de ensayos (carga, impacto, fatiga, corrosión, dilatación…)
  • Declaración de prestaciones con marcado CE si procede
  • Manual de instalación y mantenimiento (montaje, tensado, verificación, limpieza, vida útil)
  • Plan de mantenimiento recomendado (frecuencia, qué revisar, cuándo sustituir)
  • Planos y catálogo de repuestos (para pasarelas o estructuras metálicas)
  • Certificado de garantía (vida útil estimada, condiciones)
  • Informe de compatibilidad con la cubierta (que no rompe la estanqueidad ni el aislamiento)

Antes de empezar a usar el sistema, levanta un acta de instalación con fotos, plano, verificación de fijaciones y firma de un técnico competente.

¿Cada cuánto hay que revisar?

Depende del uso, el entorno, el tipo de cubierta… Pero como orientación:

  • Inspección visual básica: Una vez al año para detectar problemas evidentes.
  • Revisión intermedia: Cada 2-3 años, más a fondo. En ambientes muy duros o con mucho tránsito, mejor cada año o año y medio. Algunos expertos recomiendan revisar las mallas metálicas sobre lucernarios al menos cada 3 años, aunque no sea obligatorio.
  • Revisión completa: Cuando hagas una reforma importante en la cubierta o cambie el uso de la nave.
  • Reemplazo de componentes: El fabricante debe indicar la vida útil (10-15 años en condiciones normales). Llegado ese momento, aunque parezca que no tiene problemas, valora cambiar preventivamente.

Todo esto debe estar registrado en el plan de mantenimiento de la empresa, con actas firmadas, fotos y checklist de lo revisado.

Nuestra recomendación como fabricantes

Cuando contrates un sistema de protección para lucernarios, exige:

  • Ficha técnica completa
  • Declaración de prestaciones conforme a norma
  • Manual de mantenimiento
  • Documentación de la instalación (tensado, fijaciones, verificación)

Y en tu plan de seguridad, marca la zona de lucernarios como zona de especial riesgo. Asegúrate de que el método de trabajo para acceso a cubierta incluye inspeccionar estos sistemas antes de empezar.

Conclusión

Proteger los lucernarios con mallas y pasarelas no es un capricho ni un extra. Es fundamental para evitar accidentes graves en cubiertas industriales o de edificios.

Lo que hemos visto, como resumen:

  • Los lucernarios son puntos críticos de riesgo: pisadas accidentales, caídas, hundimientos. La mayoría de accidente mortales en cubiertas ocurren por caídas por el interior de un lucernario.
  • Un buen fabricante piensa en todo: dimensiones, cargas, compatibilidad, durabilidad, entorno, normativa (como la UNE-EN 1873:2015 + A1:2016)…
  • El diseño exige materiales adecuados, acabados anticorrosivos, fijaciones sin comprometer la cubierta, previsión de desgaste…
  • El mantenimiento no termina con la instalación: inspecciones anuales o cada pocos años, ensayos periódicos, documentación al día.
  • Desde prevención de riesgos, la clave es la protección colectiva: que el sistema funcione solo, sin depender del operario.

Si tienes cualquier duda, puedes contactar con nosotros.

1186 1041 Francisco Ondoño
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